El pueblo Naso, una de las siete etnias indígenas que viven en Panamá, ya cuenta con su comarca "Naso Tjër Di" tras años de lucha, con la sanción este viernes de la ley que la crea por parte del presidente panameño, Laurentino Cortizo.
"Sancioné la Ley 656 que crea la comarca Naso Tjër Di, garantizando la herencia ancestral del pueblo Naso y sus derechos. No tengo duda que nuestros indígenas, así como lo han hecho a través de la historia, seguirán conservando estas áreas protegidas", escribió Cortizo en su cuenta de Twitter.
El gobernante ratificó la normativa en la que es ya la sexta comarca indígena del país, ubicada en la selva de Bocas de Toro, una provincia del Caribe panameño que hace frontera con Costa Rica, ante el rey Santana, el máximo dirigente de la etnia.
A orillas del río Teribe, un territorio de 1.600 kilómetros cuadrados al oeste de Panamá, habita el pueblo indígena Naso, integrado por unas 5.000 personas, quienes se rigen desde hace siglos por una especie de monarquía asamblearia, siendo el único pueblo de Latinoamérica con rey, y llevaban años reivindicando su comarca.
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En diciembre de 2018, el entonces presidente Juan Carlos Varela (2014-2019) vetó la ley que crea la nueva comarca con el argumento de que incorporaba terrenos pertenecientes al Parque Internacional La Amistad, que comparten Panamá y Costa Rica, lo que constituía un conflicto "con la normativa ambiental nacional e internacional".
El asunto llegó hasta la Corte Suprema de Justicia, que en noviembre pasado falló a favor de la creación la sexta comarca indígena en el país.
En Panamá existen cerca de 400.000 indígenas, que representan alrededor del 11 % de la población total y que se agrupan en siete etnias principales: Emberá, Wounaan, Guna, Ngäbe, Buglé, Naso y Bri-Bri.
Gran parte de estas personas habitan en las cinco comarcas indígenas que actualmente tienen reconocimiento legal y autonomía propia: Emberá-Wounaan, Guna Yala, Ngäbe-Buglé, Madugandí y Wargandí.
Aunque el país centroamericano es uno de los que más crece de la región, la situación de los indígenas es precaria pues la pobreza afecta al 96,7 % de las personas y la desnutrición crónica al 72 % de los niños menores de 5 años, de acuerdo con la última encuesta oficial.